Me gusta el lenguaje, tengo la desgracia de que no me apasione, pero me gusta lo suficiente como para cuidarlo y mimarlo cada día. A veces me quejo de pobreza de vocabulario, me encantaría tener un vocabulario más rico, pero también soy consciente de que para eso hay que dedicar más tiempo a la lectura, al diccionario y a los sinónimos y antónimos.
Esta es la razón por la que me molesta ver frases repetidas tantas veces en busca del mismo propósito, captar la atención del lector, cliente o usuario. Y la que se lleva el premio es, sin lugar a dudas: ¿te lo vas a perder?.
Realmente no sé si cada vez que veo escrita esta frase en una publicación en Facebook de una marca o un tuit, muere un gatito, lo que sí sé es que me duelen los ojos.
Es normal que sea popular: es una frase corta, directa y limpia; perfecta para un claim y para captar la atención de cualquiera. Pero, ¡ojo!, no es la única frase que existe.
Cuando pienso en los momentos de brainstorming de los copy creativos, siempre les doy el beneficio de la duda, la decisión final suele ser siempre del cliente.

Para aquellos que gestionéis comunidades, escribáis blogs o simplemente escribís, os animo a realizar un ejercicio de autocrítica y a partir de ahí aplicar nuevas rutinas a vuestra prosa diaria.





No sé si ahora que os enseño unos ejemplos os dais cuenta de la magnitud de esta frase 😉
Hay muchos más, diariamente se reproduce y os pido por favor que pongamos remedio.
Es tan fácil como tener algo de imaginación (quizás esto no sea fácil para algunos), sé que en muchas ocasiones no sonará igual, pero probablemente logremos el mismo o un mejor resultado.
Os animo a hacer el ejercicio con la frase tal como yo lo haría para que tengáis un ejemplo. Seguramente que todo este proceso está más que estudiado y tiene un nombre, yo lo conozco por «darle una vuelta» 😉
Frase: ¿Te lo vas a perder?
Otras opciones: No te lo pierdas. Ven y cuéntalo. Que no te lo cuenten. Entérate, ven y disfruta. No sabes lo que te pierdes. ¡No faltes!. Será irrepetible (inolvidable, imperdible, emocionante, mágico), etc.
Mimemos el lenguaje, hagamos uso de los sinónimos, ampliemos nuestro vocabulario (esta me la apunto); hagamos de Internet un sitio más bonito entre todos, que no nos de vergüenza ajena leer 🙂
La verdad es que duele ver la cantidad de patadas que se le dan a la redacción, el vocabulario y la ortografía todos juntos. Que los redactores publicitarios (sí, nada de «copys») no sean capaces de dar con frases y redacciones más imaginativas, da que pensar. Buen post! (cómo traduzco esto? ;-))
Buen artículo en el blog? XD Ains!
Gracias por comentar!
Muy interesante tu reflexión. En mi opinión tampoco es que ahora debamos prohibir el «te lo vas a perder» porque puede estar justificado en algunos casos. Pero en esta bofetada de aire fresco tienes toda la razón, busquemos nuevas fórmulas.
Buena publicación, buena entrada, buen artículo… Hay opciones, ¿te las vas a perder? XDD
Gracias! XD
Completamente de acuerdo, nos encanta este pensamiento. Te seguimos InfanTerrible.
Me espanta el «¿Te lo vas a perder?». Lo he buscado expresamente en Google porque, es tal el abuso que se hace de este recurso, que suponía que alguien ya había tratado el problema. Y así ha sido, estimado Infanterrible.
En estos días, coincide el «¿Te lo vas a perder?» en dos cuñas de radio diferentes. Me quedo perplejo, más que del uso y abuso, de la cerrazón de algunos responsables de comunicación que nos toman por necios a los consumidores. No creo que el problema nazca entre los creativos de publicidad, entre los que me incluyo, sino de los directores de marketing de las marcas, que nos exigen el uso de fórmulas imperativas (¡COMPRE, COMPRE, COMPRE!) que creen infalibles. Pobres ingenuos, aún no saben que el consumidor hace lo que da la gana y que la empatía es mucho más eficaz como fórmula de acercamiento.
Tuve un director de marketing del sector telefonía, sector súper súper competitivo, que al departamento creativo nos exigía el uso de este tipo de llamadas a la acción que consideran idiota al consumidor. En concreto, en cierta ocasión, nos pidió el «¿Te lo vas a perder?» mientras se sonreía complaciente consigo mismo, con la seguridad de quien acaba de encontrar una suerte de piedra filosofal. Hoy, escuchando la radio, me he acordado de él y de toda la estupidez que dejé atrás.