Reflexiones de confinamiento. Fragilidad.

¿Qué pensabas que era frágil antes del confinamiento? ¿Algo muy delicado? ¿Pensaste alguna vez que todo, absolutamente todo a tu alrededor podría cambiar, desaparecer, en dos segundos?

Fragilidad. Pensadlo, nuestra vida es frágil, somos vulnerables al 100%, una simple ráfaga de viento puede destruir la mayor de las fortalezas. Y volvemos al pensamiento que me ha rondado desde el inicio, hace ya dos meses, de esta locura… si nuestra vida es tan frágil, ¿por qué no vivirla con intensidad, con pasión, como si de verdad, sí, porque es verdad, mañana se acabara todo?

Todo lo que nos rodea, el mundo, nuestra sociedad, incluso me atrevería a decir el sistema, es en realidad una pompa de jabón que se esfuma.

¿Puede que esto que es tan frágil nos haga más fuertes? Pues me encantaría decir que además de fuertes, nos hará más responsables, pero está claro que aún hay mucha gente que no es consciente de lo que significa el descontrol y la mortalidad de un virus como el COVID-19.

En Madrid no hemos pasado a la fase 1, pero viendo cómo se está comportando parte de la población en aquellos sitios en los que ya se puede tomar algo en terrazas y visitar a los familiares, quizás nos ha venido bien quedarnos unos días más para coger consciencia. Aunque me cueste, aunque tenga muchas ganas de sentarme a dos metros de distancia de mis amigos, creo que lo más importante es que seamos responsables, acatemos las normas y nos armemos de paciencia.

También creo que si así, en general, todos fuéramos más responsables, se podría realizar una desescalada con más cabeza pero claro, no todo el mundo se cayó en la marmita del sentido común al nacer como yo… a lo largo de la Historia siempre han existido descerebrados, irresponsables e impacientes que se han saltado las normas y han fastidiado al resto. Así que paciencia.

Cuidaos mucho, somos más frágiles de lo que pensamos.

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